jueves, 3 de marzo de 2011

Ruidera antes y después

Las Lagunas de Ruidera son la frontera límite de lo que compete a este viaje mitológico Guadiana arriba: su supuesto nacimiento. Los recuerdos que conservo de este paraíso me dicen que merecerá la pena la visita en este año de lluvias. Se trata de otro oasis manchego de aguas cristalinas (aunque esté en un lugar más verosímil: entre elevaciones del terreno) donde el agua también se cuela por todos los rincones, se filtra y llena cada una de las pozas enormes que conforma el Parque Natural.

Conservo fotografías de mi último paso por allí durante el verano de 2006. En comparación con las de finales de este enero de 2010, queda claro que han sufrido mucho las grandes sequías de los ’90 y 2000.



Aunque no lo creas, ambas fotos pertenecen al mismo lugar. De niño recuerdo tirarme desde estas rocas al agua y pasar auténtico pánico: el salto podía andar entre los tres y cuatro metros. En 2006, ese mismo salto habría sido mortal, y en “este” verano de 2010 será como hacerlo desde el bordillo de tu piscina.


Este año, los afortunados dueños de la casa de la foto de arriba, se tirarán al agua desde las rocas de su terraza, y hace 5 años tenían que escalar unos metros para bajar a una playa de arena. Entre medias, en algún momento, del agujero que hay detrás del bañista salía un chorro imparable de agua.

La foto de abajo la izquierda, la tomé el invierno pasado, el de 2010 ¿Te imaginas cómo sería si la hubiera tomado en 2006? Lo cierto es que entonces preferí mirar hacia otro lado, a la derecha.

Pensé que nunca más volvería a poder nadar en ellas.
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