jueves, 17 de febrero de 2011

La patraña de Las Tablas de Daimiel

En los últimos años, el gobierno ha comprado bastantes finchas de regadío aledañas al parque. Sí, hasta el mismísimo límite donde se encuentran los carteles de Parque Nacional, uno encontrará cultivos o restos de ellos (como los encontrará en casi toda la extensión manchega); apenas se conserva un viejo encinar.



Por lo visto, la idea de la adquisición de fincas era limitar el consumo de agua en la zona para proteger el parque; en realidad se estaban comprando los derechos del agua. Vaya maneras… Cualquiera que entienda de esto, sabe de sobra que las fincas de regadío que flanquean el parque son solo un símbolo del problema del desprecio al medio y de la excesiva explotación, pero PARA NADA son las causantes de la desecación general de La Mancha Húmeda y, por tanto, de Las Tablas. La cosa viene de más atrás. Y os aseguro que los que compran estas fincas tienen estos datos.

Pero no parece importarles y las noticias más escandalosas aún están por llegar: durante las épocas más secas, lo que se ha hecho con los dichosos derechos de agua de esas finchas ha sido ejercerlos. Para mantener un mínimo de superficie encharcada, para que los turistas pudieran ir y hacerse unas fotos, para que Europa siguiera considerando esta zona digna de fondos de la Unión, Las Tablas de Daimiel se han inundado de agua extraída de los pozos de estas fincas. ¡De pozos! ¡Esos mismos que acabaron con sus aportes, con el acuífero rebosante! Ay Dios, tenemos lo que merecemos…
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