viernes, 21 de enero de 2011

Zuacorta: bañistas contra braseros

Por fin llegamos al Molino de Zuacorta, hoy, un bonito hotel situado junto a la carretera de Daimiel a Villarrubia. De niño, recuerdo pasar por aquí con el coche entre una neblina de olor insoportable: turba ardiendo durante años. Ése es mi recuerdo; el de mi abuelo era el de tirarse desde el puente al agua con sus amigos.


Casi todo en esta foto fue un día agua. En primera línea, a la izquierda, se observa el encauzamiento artificial, de un tamaño verdaderamente ridículo (¿para qué más, verdad?) que cruza la carretera por un par de tubos de unos 3 m de altura. A la derecha, tras la carretera y antes del molino, se aprecia el único arco que queda del antiguo puente. Desde ése era del que mi abuelo me contaba que se tiraba al agua. Quién pudiera…


Se cargaron el río, luego el puente, e hicieron pasar la carretera por encima del cauce sin escrúpulos. El Guadiana, que tanto había dado a la zona, desapareció en las memorias y no mereció luto alguno.

Uno, con rabia, llega a pensar “ojalá vuelva a crecer el río y se lleve esta mierda de carretera por delante” (porque lo haría, seguro). Pero lo cierto es que eso es casi imposible, sin el casi: parece que por esta vez, le hemos “ganado” la partida a la tierra. Aunque acabaremos por pagarlo. Si no lo estamos pagando ya.

Seguimos. Hay alboroto un poco más adelante, con el Azuer avanzando metro a metro, como si fuera una cumbre mítica del Tour de Francia.
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