Las de arriba son imágenes de los restos del incendio al cabo de un mes de que comenzaran las lluvias. En este tramo, a un kilómetro de la entrada del parque, NO hubo acción de maquinaria. El negro y el gris ya se van fundiendo con el marrón y el verde y, en pocos días, todo estará inundado. Probablemente también olvidado. Así somos.
Las que siguen, son imágenes del tramo del cauce que está junto a la entrada del parque en el molino de Molemocho. Muestran el estado en que quedó el terreno después de la excavación, compactación e inundación.
A día de hoy, cabría pensar que más valía NO haber metido maquinaria. Pero, claro, ¿cómo íbamos a volver a quedarnos mirando? Hay quien pedía una muerte digna. Y hay quien dice que no hay dignidad en la muerte.
¡Puf! Las Tablas se salvaron por los pelos… Esta vez.
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